martes, 21 de junio de 2011

ME DEJO LLEVAR

Te visto subir la azotea de mi casa

tus ojos han entrado por la puerta mal cerrada

Ahhhhhhahhahaha

El aire zarandeó, la ropita que tendía

mi falda levantó y tus ojos me veían

ay ay ay aya...ay ay ay aya...

ay ay ay aya aya aya...

Mi maita me dice que cuide bien mi vientre

y tú con tu malaje me quieres llevar bajo el puente.

Y yo me dejo de llevar, me dejo llevar

por el movimiento de tu cuerpo en la madrugá

ay ay ay aya...

Y cuando pille el coche que bien me sabía

parece que la vida que llevamos

quemando la vía

con alegría, con energía, con anakía,

actitud y reveldía.

Ven acá, ven acá, ven acá, ven acá

que vamos a cogerte el pulso

la energía universal, mira que cambio de órbita.

Mi perro negrito como piedra pizarra

me ladra bajito pá no darme tabarra.

Y yo me dejo de llevar, me dejo llevar 

por el movimiento de tu cuerpo en la madrugá.

Y yo me dejo de llevar, me dejo llevar 

por el movimiento de tu cuerpo en la madrugá.

Mientras mueve despacito y muy suavito aqui la sal

ay mueve la sal

los peces que en el agua me enseñan a bailar

ia ia ia...

Y yo me dejo de llevar, me dejo llevar 

por el movimiento de tu cuerpo en la madrugá.

Y yo me dejo de llevar, me dejo llevar 

por el movimiento de tu cuerpo en la madrugá.

Mientras mueve despacito y muy suavito aqui la sal

ay mueve la sal

los peces que en el agua me enseñan a bailar

los peces que en el agua me enseñan a bailar,

ia ia ia...!!!




BEBE.

viernes, 17 de junio de 2011

El desengaño- Pez.



¿Cómo estás? Sabés no soy de escribir, sin embargo acá me ves,
Intentando hacerte llegar mi corazón.
Todo sigue igual que ayer, pero hoy más que ayer quizás,
El desengaño es nuestro eterno tango.
Y acá estoy, jueves sobre la ciudad,
Y tu voz es un fantasma que no está, ¿qué voy a hacer?
Bs.As, es tan cruel, la nostalgia es corazón
en este estúpido lugar.
¿En qué andás? Yo no paro de tocar mil canciones y una más,
Inclusive aquella que hablaba de vos,
Y esta carta no es casual, es una canción de adiós,
Yo me escapo, no me van a agarrar.
Buscando algo mejor, me voy de esta canción,
La lluvia y el miedo me ponen así.

Descartable / Eduardo Galeano

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de.. años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'. Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.




Redondillas.





Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz

kikiripedia: expresiones reciclantes sobre el medioambiente

POLÍTICA MIEDOAMBIENTAL: Dícese del tipo de política cuyas medidas adoptadas para preservar el medioambiente producen sensación de miedo.
SOSTEDIVINIDAD: Nombre de una diosa de reciente descubrimiento que, al parecer, nos inspira fórmulas mágicas para salvar el planeta, y que produce el curioso efecto de llenar la boca a todo el que pronuncia su nombre. Recomendamos encarecidamente que le encomienden sus oraciones para salvar el planeta.
EL PROTOCOLO DE VENDELAMOTO: Acuerdo internacional para seguir aumentando las emisiones de CO2 pareciendo que disminuyen, gracias a complicados manejos matemáticos.
MENTIBILIZACIÓN AMBIENTAL: Es lo que hacemos cuando hablamos largamente sobre temas medioambientales y luego seguimos poniendo en manos de otros nuestra responsabilidad con los residuos.
ALIMENTACIÓN DECOLÓGICA: Gama de productos con apariencia visual similar a la que ofrece la auténtica alimentación ecológica. Se caracteriza también por la creatividad en la utilización de infinidad de términos inexistentes pero sugerentes a la vez.
DESARROLLO SUSPENDIBLE: Se trata de un nuevo concepto de desarrollo que permite un visionado a largo plazo de los efectos de la política actual y de las dinámicas del consumidor medio.
DIGESTIÓN DE RESIDUOS: Es la que hacemos todos los días, después de comer alimentos con una cantidad de toxinas directamente proporcional a los residuos que no gestionamos.
DESARROLLO SOSPECHABLE: Quiere decir que aunque ahora nos veamos muy sorprendidos y alarmados por los efectos de nuestro desarrollo sobre el medio ambiente, el resultado no sólo era previsible, sino que viene siendo claramente anunciado desde los albores del siglo pasado.
PISOTÓN ECOLÓGICO: Proponemos una revisión del término porque la palabra huella suena demasiado sutil y etérea como para representar adecuadamente el efecto de la andadura del ser humano sobre la tierra.
TAPAMIENTO DE RESIDUOS: Dícese de una extendida forma de tratar los residuos que consiste en depositar capa tras capa y taparlos finalmente con una última capa de tierra con decoración auténticamente vegetal. Ésta última capa cumple la importante misión de neutralizar nuestra conciencia ambiental.
TENDENCIA DEL CONSUMADOR MEDIO: Se trata de una tendencia ampliamente extendida que consiste en hablar previamente la necesidad globalizada de disminuir los residuos para ir posteriormente a consumir productos ni mínimamente necesarios. Esta última acción pretende y consigue equilibrar la angustia que produce esa primera concienciación.
Dedicado tanto a atuntamientos y jodiernos como a ciudavagos.




Para Gustavo Cerati.


Dios Guardián Cristalino de guitarras / que ahora / más tristes / penden y esperan / de tus manos la palabra / Precipitándome a lo insondable / tus caricias me despiertan a la vez / en un mundo diferente al de recién... / Tu luz es muy fuerte / es iridiscente y altamente psicodélica / Te encuentro cuando el sol abre una hendija / que genera notas sobre la pared sombreada / Y suena tu música en la pantalla / sos el ángel inquieto que sobrevuela / la ciudad de la furia / Comprendemos todo / tu voz nos advierte la verdad / Tu voz más linda que nunca

Luis Alberto Spinetta

lunes, 20 de diciembre de 2010

CREER


Creer sì que es difìcil. Se necesita trabajar duro. Si bastara con ver para creer, el mundo rezarìa a magos y modelos. Si bastara con escuchar , para creer, encenderìamos velas a polìticos . Para creer sinembargo, a veces se necesita volar.